No hay nada bueno ni malo, si no aquello que nos conviene o no nos conviene. Pero ¿cómo saberlo? Gilles Deleuze nos dice que lo que nos conviene se puede reconocer por dos características: alegría y crecimiento y estas han de darse juntas.
• Hay que aprender ha conocerse a uno mismo encontrando aquello que nos conviene para crecer, para desarrollarnos.
• Crecer y ser en las conexiones que nos convienen.
• Crecer conectándonos
Aquello con lo que nos conectamos nos configura como personas e influye directamente en la creación de nuestro mundo anímico. En muchas ocasiones tenemos ideas preconcebidas de lo que es bueno y malo sin contemplar con objetividad cómo respondemos realmente a ciertos estímulos. En ocasiones entramos en conflicto pues consideramos que determinadas cosas deberían afectarnos en cierto sentido sin tener en cuenta cuál es la respuesta real que nos produce. De esta manera no dejamos salir espontáneamente nuestros sentimientos reales, ni dejamos que estos decidan lo que realmente nos conviene. Elegimos desde un plano mental coaccionado que no siempre nos lleva a estar en sintonía con nuestra verdadera naturaleza, dificultando encontrar nuestro verdadero lugar y desarrollo.
Por esto veo de gran importancia contemplar los dos puntos que el Filosofo Gilles Deleuze nos señala cómo guía para reconocer aquello que si nos conviene: alegría y crecimiento.
¿Y que podemos hacer nosotros?
Muchas veces hemos oído la frase de no pierdas el tiempo con eso ¿ de que te sirve?. La respuesta debería ser tan sencilla cómo me hace sentir bien porque esto es causa más que suficiente para realizar acciones o elegir compañías, el hecho de sentir que nos hace sentir alegres y enérgicos.
Más allá de conceptos está nuestra respuesta ante las situaciones, personas o actividades y sería conveniente escucharlas con total respeto pues van a ser nuestra propia brújula, la que nos conduzca a nuestro camino de forma coherente y satisfactoria.